Al contrario de lo que pensáis, no estoy hablando ni de la ostentosidad ni de la lujuria. Y dejadme que os adelante que tiene gracia que digan que los reyes tienen “sangre azul”, resulta incluso irónico al saber que precisamente es la Hemofilia, una enfermedad que impide que las hemorragias se detengan, la enfermedad que ha marcado a generaciones enteras de Monarcas europeos des del tiempos inmemorables.
Bueno, pues al tener la costumbre de acostarse entre ellos, y sólo entre ellos, los monarcas de una generación pasaban a sus hijos descendencia genética bastante menos apetecible que la descendencia en títulos y riquezas que iba en el pack. La monarca más famosa con hemofilia fue la Reina Victoria de Inglaterra que, a través de sus hijos, transmitió la enfermedad a diversas casas reales, entre ellas la española. La Hemofilia es pues una enfermedad hereditaria.
Su patogenia, la forma en la que se desarrolla la enfermedad, es bastante simple. Nuestro sistema circulatorio consta de una serie de tubos (arterias y venas) conectados a una bomba (el corazón) que impulsa un líquido (la sangre) por todo el circuito. Pues bien, cuando uno de estos tubos se corta y pierde sangre, hablamos de hemorragia.
Cuando esto sucede, en nuestro cuerpo, hay 2 grandes procesos que reparan los vasos sanguíneos para evitar que siga saliendo sangre fuera del circuito. Estos mecanismos, de hecho, colaboran entre ellos ya que persiguen el mismo objetivo, coagular la sangre para frenar su salida de los vasos sanguíneos, y estos son sus nombres:
- Agregación plaquetaria: Las plaquetas (células pequeñas de la sangre) se agrupan justo al lugar dónde hay la herida formando así un tapón.
- Cascada de la coagulación: conjunto de proteínas que, al entrar en contacto con una herida, cambian su forma química provocando que la sangre deje de ser líquida i forme un gel (coágulo) que bloquea la salida de más sangre.
La cascada de la coagulación recibe este nombre porqué es un proceso en el que participan 13 factores distintos que se activan en cascada. El objetivo final de la cascada es provocar el cambio de estructura en la fibrina (factor I de coagulación) ya que es la fibrina quien de hecho coagula la sangre al final del proceso. Entender que quiere decir una activación en cascada es tan fácil como entender un juego de niños:
Delante una hemorragia, los factores (del I al XIII) juegan entre ellos al “pilla pilla” pero con una sola norma, “prohibido pillar a quién ya ha sido pillado antes”. Además el juego en sí es un poco absurdo ya que siempre es el mismo factor el que pilla a otro factor, El factor XII pilla al XI, el XI al IX y así hasta que el factor II (trombina) pilla al factor I (fibrina). Y cómo que al final de todo el factor I (fibrina) no tiene a nadie a quién pillar, se enfada y coagula la sangre.
De hecho, la fibrina lo que hace al cambiar su estructura es formar una especie de red en la que se unen muchas moléculas de fibrina distintas. Esta red proteica (o coágulo de fibrina) provoca que la sangre, en vez de ser líquida y fluida, se transforme en un gel. Si tenéis la ocasión probadlo, colocad un poco de vuestra sangre en una superficie plana y al cabo de unos minutos veréis que ha gelificado. (Que nadie se corta apuestas para probarlo personajes)
Cómo hemos comentado al inicio, los grandes reyes y el resto de mortales afectados por hemofilia tienen un defecto genético que les impide producir alguno de estos factores de la cascada de coagulación. Las 2 hemofilias más frecuentes son la A y la B. En la Hemofilia A hay una producción de factor VIII deficiente o alterado, En la Hemofilia B el déficit es de factor IX. Con este panorama llega un punto en el que el juego de la cascada de coagulación no avanza porqué faltan jugadores. Los factores ausentes no pueden hacer su trabajo y la cascada se hiela, se congela en un momento determinado y no avanza o lo hace demasiado despacio. Entonces la fibrina, que se encuentra al final de la cascada, no llega a cambiar su estructura química y no puede formar el coagulo de fibrina.
El resultado es un mal control de la hemorragia y lo que se observa es que las hemorragias no se detienen con tanta facilidad como ocurre en las personas sanas. Además, en estos pacientes, suelen aparecer hemorragias internas espontáneas que, al no poderse controlar, pueden llegar a ser muy severas. Las hemorragias más graves ocurren en articulaciones, cerebro, ojo, lengua, garganta, riñones, digestivo y genitales. En los casos más graves puede haber fallecimiento por hemorragia descontrolada.
Afortunadamente hoy día existen tratamientos muy eficaces para controlar estos casos que se resumen en administrar al cuerpo el factor de coagulación que no tiene disponible. Estos factores en gran parte se extraen de donantes de sangre. Pero, en la época de los grandes reyes y las grandes batallas no había de esto... lo que me pregunto yo ahora es... ¿no debería ser una p**ada tener que luchar en la edad media con tal enfermedad? Quizás sea este el motivo por el cual se dice que los reyes siempre se quedaban detrás cómo cobardes en las sangrantes batallas que ellos mismos provocaban…